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El fotolibro ‘Ostalgia’ y la impresión en papel de periódico

Cibrán Rico y Suso Vázquez

Desde hace algún tiempo, casi al mismo tiempo que comenzamos a editar el contenido de un libro o a dibujar las primeras ideas en un cuaderno, pensamos dónde y con qué tecnología lo deberíamos imprimir. Es una suerte que actualmente en Galicia podamos decidir dónde hacerlo, sea en una pequeña imprenta, casi manualmente utilizando un Heidelberg de paletas, o por el contrario en una rotativa que ocupa más de 6,000 m2 de almacén en un polígono industrial.

La posibilidad de imprimir Ostalgia en una rotativa surgió, por lo tanto, muy temprano. Además de las limitaciones económicas, teníamos la intuición de que las fotografías de Simona Rota contaban una historia que hubiese encajado muy bien con el resultado que se consigue al imprimir en un periódico. No es fácil explicar las intuiciones, pero la primera vez que comenzamos a ver la serie Ostalgia tuvimos una sensación similar a la de volver a un periódico de hace unos días, de hace meses o años: la percepción de algo frágil, distante y silencioso, desprovisto del ruido del presente.

Está claro que de la impresión en papel de periódico no se puede esperar la misma fidelidad de reproducción que de la impresión en papel estucado. Hay que asumir que debido a la ganancia de puntos del papel las fotografías se verán menos nítidas y con menos contraste, ahondando así en la pérdida de brillo que en sí misma causa la impresión de fotografías en CMYK. Sin embargo, creemos que un fotolibro no debe ser solo un catálogo de fotografías en serie o la transposición directa de fotografías de una exposición a un libro. La mejor manera de ver y apreciar una fotografía siempre será frente a una reproducción que se haya realizado con métodos fotográficos de reproducción; un fotolibro, además, debe tener su propia narrativa, debe contar una historia…

Incluso con las condiciones de producción que tiene la editorial de un periódico, capaz de imprimir a una velocidad de 30.000 ejemplares por hora, la decisión fue más fácil de tomar debido a los buenos resultados que hemos logrado al colaborar con Galicia Editorial en diferentes proyectos anteriores. Las dificultades de otros tiempos en las rotativas para registrar bien los colores ya no lo son tanto y ​​la gama de papeles disponibles supera con creces el papel de prensa gris de 42 gramos, pudiendo elegir, hoy en día, entre papeles de diferentes gramajes y tonalidades de blanco. Trabajar con perfiles de color calibrados y con procesos de producción altamente estandarizados ayuda a evitar sorpresas desagradecidas y lo que es más importante para nosotros, poder contar con la colaboración, la profesionalidad y el conocimiento del personal que trabaja allí.

Y, en la misma línea de reflexión, sin las ideas, la confianza y el entusiasmo de Simona no habría sido posible abordar la edición de su libro de esta manera.


Cibrán Rico y Suso Vázquez son los promotores de Fabulatorio, un proyecto editorial ideado y desarrollado en Galicia por el estudio de diseño gráfico y editorial Desescribir.

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