





Cha-cha-chá (Dueto) es un libro que reúne un relato a dos voces construido con las fotografías de Bego Antón y los textos de Sabina Urraca (Comisura, 2023). La experiencia femenina de una actuación coreografiada en la que un perro y un humano bailan es la atmósfera latente del escenario en el que transcurre Cha-cha-chá (Dueto), una historia atemporal sobre la (no tan) ‘extraña’ relación entre una madre y su hija.
Las fotografías de Bego Antón pertenecen al proyecto Everybody loves to ChaChaCha realizado en 2015 en Estados Unidos sobre el Musical Canine Freestyle, algo así como una performance en la que un perro y su dueño se funden ensimismados en una estricta rutina de baile con música pegadiza y vestuario colorido. El texto de Sabina Urraca es un escrito ad hoc inspirado en las mujeres protagonistas y los escenarios de las fotografías de Bego Antón y en la cultura estadounidense, que ambas autoras conocen y transmiten con sutileza. La estructura del texto de Urraca se desarrolla al ritmo de los tres tiempos que marca el título del libro y en el que las fotografías se insinúan a través de un silencio respetuoso con las palabras. A medida que avanza la historia, imagen y palabra coreografían libremente un baile serpenteante en el que unas veces se coordinan al son del imaginario que construyen y otras se alejan para disfrutar de una solitaria bifurcación estética. Pero, casi siempre, el resplandor de sus movimientos se corresponde sin dejar de potenciar su singularidad autoral.
El relato transcurre durante las vacaciones de primavera en Milwaukee (Wisconsin), cuando Candance, que estudia poesía en Iowa, visita a su madre. La relación entre ambas es distante, huidiza, a veces cortante. Todo lo que tienen que decirse se concentra en el silencio de su forzada e incómoda convivencia. En ella media una incomunicación que ha crecido a través de lo no dicho, de los cabos sueltos, de los recuerdos de infancia y la imaginación de una hija y su madre: mujeres solitarias aferradas a sus secretos.
La madre de Candance ha cambiado. Ya no le obsesiona la limpieza. Siempre tiene prisa, se ha abandonado a una nueva ocupación, algo que su hija desconoce y por lo que no pregunta. La madre de Candance está feliz. Quienes leemos el libro somos sus cómplices, nos anticipamos a través de la fotografía al porqué de la nueva y estrecha relación con Spencer, su perro: todas las noches ensayan, a puerta cerrada, los pasos de su baile. Pero eso no se dice, se sobrentiende. Sabina Urraca modela la situación para que completemos los vacíos narrativos con las imágenes de Bego Antón.
Hacia la mitad del libro, la puesta en página de las imágenes se ‘libera’ del texto: las fotografías siguen su rumbo, nos dan a entender con reiterados ejemplos lo que no se relata con palabras. Es como si Antón acompañase el baile de la madre de Candance y Spencer en el cuarto prohibido y Urraca se mantuviera firme en la subjetividad de la hija.
Suena la canción principal de la película Ghost. Candance no consigue adivinar por qué su madre se encierra con Spencer en el antiguo estudio de su padre. Noche tras noche sucede lo mismo. Candance intenta dormir, los escucha; piensa en su madre y en la amiga enferma de la que heredó su nombre; piensa en ella y en la chica con la que se besaba a escondidas; piensa en la poesía y si realmente la entiende. Candance aprende del silencio y en tres pasos que es muy difícil ser quien realmente eres cuando no lo compartes con nadie. Finalmente se duerme y la música sigue sonando.
Autoras: Bego Antón, Sabina Urraca
Editorial: Comisura, 2023
Diseño: Marina C. Meyer
128 páginas
16 x 22 cm.