En la memoria de los paisajes mineros se manifiesta el impacto de su pasado extractivo. La visión sobre estos enclaves ha estado mediada durante siglos por la explotación de sus recursos minerales. La degradación ambiental, ocasionada por la actividad minera, perdura en el tiempo y somete al territorio alterado a un estado de permanente y silenciosa transformación ligada a residuos y desechos que reducen la vida.
Los paisajes mineros son lugares donde la intervención humana es contundente, pero su representación es enrevesada. La dificultad de documentar o narrar lo percibido en ellos motiva a Antonio Guerra a crear estrategias artísticas que desafían la mirada tradicional del paisaje contemporáneo e indagan en las relaciones entre tecnología y medioambiente. Desde una perspectiva expandida de la fotografía, la experimentación con la imagen-objeto le permite plantear reflexiones interdisciplinares a problemáticas actuales en torno a las transformaciones del territorio y a los procesos postextracción, temas que interactúan con la transitoriedad de las imágenes y sus procesos de materialización y desintegración.…
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