La meteorología es especial en la alta montaña: sus condiciones geográficas le otorgan una cualidad particularmente extrema y cambiante.
Mis proyectos en alta montaña me confrontan constantemente con la frustración, la incertidumbre y el miedo, pero sobre todo con el deseo. En muchas ocasiones salgo a la montaña cuando las predicciones meteorológicas no pueden ser peores y vivo la ilusión de que voy a encontrar lo que busco. Salgo cuando miro a lo lejos y percibo, en el fondo oscuro del valle, las cumbres de las montañas engullidas por masas de nubes densas.
En junio de 2011 llevé a cabo mi primera ascensión al glaciar de La Maladeta subiendo un pedrero inmenso salpicado de manchas de nieve antigua extrañamente amarillenta y mineral. Me sentía invadido por intensos sentimientos de inquietud y amenaza; en un cambio brusco de inclinación de la pendiente descubrí destacándose de un vacío lechoso unos puntitos flotantes: eran tres personas que descendían dibujándose sobre una rampa de nieve sucia que se confundía con un cielo gris pálido.…
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