Durante esos días en los que un año da paso a otro mantuve una correspondencia con el cineasta Jaime Rosales, uno de los creadores más provocadores, imprevisibles y auténticos. A partir de la lectura de su libro El lápiz y la cámara y de apuntes recuperados del visionado de su filmografía le planteo una serie de preguntas, con las que intento adentrarme en su forma de entender la creación artística, que el cineasta responde con una reflexiva generosidad a la que pocas veces tenemos la posibilidad de acceder cuando se trata de autores a los que admiramos.
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En las primeras páginas de El lápiz y la cámara, su libro de reflexiones sobre el cine y la creación artística, usted nos ofrece esta elocuente frase: “La condición de cineasta es un estado existencial” y luego añade: “El cineasta existencial es prisionero de su pasión”. ¿Cuál es la pasión del cineasta existencial que lo determina y lo hace prisionero de ella y, a la vez, lo diferencia del cineasta que ejerce su oficio?…
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