En esta sección, el ensayista y crítico de cine Carlos Losilla se lanza al abordaje para hablar del ‘cine que lo rodea’, que es el de su tiempo y el que debe entender día a día, sin descanso y asumiendo todos los obstáculos al respecto; para buscar la mejor manera de ‘escribir’ sobre él, lo cual teme que suponga otra lucha a brazo partido; y para ‘cuestionarse a sí mismo’ como alguien que escribe sobre cine, para ver si eso le basta o no o qué será de ese intento de abordaje
¿Cómo vivir sin lo desconocido ante sí?
René Char
Mi relación con El teléfono del viento (2020), la película de Nobuhiro Suwa, ha sido ambigua desde el principio, desde que la vi por primera vez. En aquel contacto inicial, a través de la pantalla del ordenador, experimenté sensaciones contradictorias, que tenían que ver con mis reflexiones previas acerca de los films de Suwa pero también con determinadas circunstancias que han cambiado mi manera de ver el cine, o por lo menos mi nivel de exigencia al respecto, en los últimos tiempos.…
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Escribo estas líneas a partir de lo leído en “El cine contra uno mismo” e inevitablemente apareció la inquietud que me asaltó al leer el libro “Deambulaciones”, sobre el que no pude escribir una sola línea, pues las palabras de las que disponía no me eran de ninguna utilidad. Jugando con el sentido del título de su última publicación, aquello que siempre me ha atraído de sus textos es la desviación de los caminos habitualmente propuestos, se presentaba contra mi misma, contra mi propio interés al leer sus textos, pues se ponía de manifiesto cualquier intento de formular realmente cúal era ese interés indudable que sentía.
Valga decir que he seguido toda la trayectoria de Carlos Losilla, de sus numerosos artículos en revistas y de sus libros. Tanto en unos como en otros siempre me han interesado sus reflexiones por un simple motivo: expresaban un pensamiento, un pensar acerca de la película o de los temas tratados, que rompía las expectativas habituales. No tengo como profesión publicar críticas o ensayos. Mi interés y los conocimientos que puedo poseer han nacido de la práctica docente. En este sentido leer a Carlos Losilla siempre me ha aportado una revisión de mi actitud a la hora de dar contenido a mis clases. Y ahora veo que con todo rigor quedaba anotado siempre en sus escritos, adquiriendo distintas formas según el formato en que se publicaban.
Agradezco que la editorial Muga haya publicado el libro “Deambulaciones” de Carlos Losilla, pues permite entender con una mayor amplitud su talante como escritor y crítico, y sobre todo sus reflexiones que siempre apuntan a una desviación de los tópicos más usuales en la teoría y la crítica cinematográfica de los cuales cuesta tanto desembarazarse a la hora de escribir una opinión acerca de una obra como la de Carlos Losilla.
Siguiendo un lugar común en este espacio al que envío mi comentario, tan sólo apuntar que recomiendo honestamente la lectura de sus libros y muy especialmente el publicado por Muga. Personalmente me abren interrogantes acerca de la función de la crítica y la teoría. Este interrogante creo que afecta no sólo a quienes se interesen por el cine, sino también quienes les pueda interesar una reflexión “ensayistica” de la creación artística en general. Me permito utilizar el término ensayo en el sentido de un poner a prueba, un sopesar y experimentar.
¡Muchas gracias por esas palabras tan cálidas y emotivas! A partir de lo dicho, me gustaría alguna vez que muchas cosas de las que digo se “enfrentaran” o “entrometieran” con otras palabras como las que se dicen en este comentario y de ahí surgiera otra escritura que ya no fuera mía, que ya no fuera de nadie… ¡Un abrazo!
Estimado Carlos, me ha impactado tu texto y me sucede como a Mercedes Coll, que no encuentro palabras útiles para expresarte mi sentir. Simplificando, creo intuir que el cine que añoras es quizá aquel que nacía en el corazón y no en la razón. Este mal —el arte de la razón— se ha impuesto en todas las artes y el cinematógrafo —me temo— está sucumbiendo también.
Te comprendo hermano, y te envío un fuerte abrazo.
¡Gracias por tu comentario! En la próxima entrega de AL ABORDAJE incidiré todavía más sobre este tema, aunque desde perspectivas distintas. ¡Hasta pronto, pues!