La felicidad como ficción y sobrevivencia
Ros Boisier
¿Qué historia prevalece en Ostalgia entre tanta monumentalidad? ¿Es esta una historia personal o la historia común de millones de personas? Simona Rota vuelve sobre su memoria y la de su padre, Teodor Kurz, para revisitar esa atmósfera rígida de prohibiciones sociales —en los años ochenta, Rota era una niña que vivía en la República Socialista de Rumanía (RSR) gobernada por el dictador comunista Nicolae Ceaucescu—. O, al menos, las metáforas y sensaciones que han quedado en sus recuerdos. Rota utiliza la palabra y la fotografía, el diseño y la objetualidad del libro para conformar con armonía un discurso visual que traslada al lector a lugares de ruinas ideológicas de ocho países exsoviéticos, evidencia del vestigio de un gran proyecto político gélido y estructurado. La calidez de la intimidad de cada familia era la resistencia a todos los principios impuestos por el régimen.
En Ostalgia la materialidad es un elemento más del discurso; podría decirse que refuerza en su delicada y sobria fisicidad la idea del tiempo pasado: el libro parece un cuaderno antiguo de esquinas curvas y papel frágil de tono ligeramente envejecido (la simulación del paso del tiempo).…
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