Una luz en mitad de la hendidura
Rubén Ángel Arias
La identidad no se elige, te la dan otros. No has nacido y ya tienes un nombre, eres alguien en el deseo de los demás. Han preparado un futuro para ti y con él, unos apellidos, un lugar de origen y una patria. No te será dado elegir tu genética, tu predisposición a enfermar de según qué cosas, la longitud de tus brazos, el número de tu pasaporte, el color de tu piel. La imagen que quienes te rodean se hagan de ti te otorgará un lugar en una casa, en un barrio, en un país. Y a partir de la más o menos abrumadora carga de atributos que te acompañen, podrás identificarte con lo que otros vean en ti —y señalen constantemente— o, de lo contrario, querrás decir que no y reinventarte. No parece haber otra salida, tu identidad se construirá a favor o en contra del nombre y los adjetivos que te otorguen todos los otros que no son tú y sin los cuales no existes.…
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