La historia de las imágenes en el siglo XIX es una historia que se trama entre dispositivos y distancias, las que no pueden ser separadas de las políticas que definen a algunas vidas “dignas” de ser reconocidas y las otras:[^1] las vidas borradas, indistinguibles y clausuradas. En este sentido, el estudio de los dispositivos que disponen el yo y los otros, ese entre donde no está todo dicho[^2], funciona como espacio de regulación y afectación, que según Courtine, en El cuerpo anormal: Historia y antropología culturales de la deformidad, se ubicaría en una historia de las miradas, que desde los distintos regímenes visuales en los siglos XIX y XX, potenciaron una perspectiva que sitúa a los otros en la “escena de una imagen invertida” (2006, p. 206). Inversa a la idea de modernidad y civilización.
[^1] Aunque Judith Butler reflexiona en términos contemporáneos de guerra, me pareció que esta frase no inhabilita retomar su pensamiento en el contexto de las normativas visuales generadas en el siglo XIX.…
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